Actualmente en el mundo somos 7.753 millones de millones de personas. Esto exige un esfuerzo gigante en las cadenas producción de alimentos que se hace cada vez más demandante. No obstante, los datos de la ONU indican que tenemos la capacidad de producir alimentos para el doble de población de los que somos en este momento, pero… ¿es la comida que produce el ser humano realmente nutritiva y buena para nuestra salud?

La comida que consumimos hoy en día es cada vez menos saludable o, por lo menos, nos disminuye la calidad de vida. Como resultado, enfermedades como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y el cáncer son cada vez más comunes entre la población. Y es que son múltiples los estudios que han demostrado que el incremento en la incidencia de estas enfermedades se debe, en gran medida, a los hábitos alimenticios que llevamos en el día a día y al consumo, cada vez más frecuente, de comida ultra procesada.

Hoy nuestros alimentos están llenos de aditivos que, según la Food and Drug Administration (FDA), reguladora de los alimentos en los Estados Unidos, son seguros para nuestro consumo. Lo cierto es que muchos de estos aditivos proceden de compuestos derivados del petróleo. A continuación te mostramos algunos de los más comunes.
La tartrazina, cuyo código es E-102, es un colorante usado en la industria alimentaria para realzar los colores de los alimentos. La podemos encontrar en néctares “naturales”, gaseosas, dulces, bebidas alcohólicas y productos de panadería. A la tartrazina se le atribuyen trastornos del sueño, perdida de memoria, problemas cutáneos y hasta cáncer.

Otro aditivo comúnmente empleado es el butilhidroxianisol (BHA), un antioxidante proveniente del petróleo que, al no degradarse por el calor, es ampliamente utilizado en horneados, patatas fritas, chicles y bollería. Su consumo es capaz de inducir insomnio, asma, problemas hepáticos y cáncer.
El galato de propilo es otro conservante muy usado en los productos grasos como salsas y aceites. Su consumo puede bloquear las conexiones neuronales y provocar problemas de fertilidad.
Conservantes como el nitrito de sodio se utilizan habitualmente en el mundo de los embutidos, a los que aportan una tonalidad rojiza. Su consumo frecuente es capaz de producir diversos tipos de cáncer en diferentes partes del cuerpo siendo el más común el cáncer de colon.

Estos son tan solo unos pocos que se usan en la industria alimentaria. Casi todos ellos se emplean como conservantes, ya que la industria busca que los alimentos que antes duraban días ahora duren semanas o incluso meses, cosa que también es una característica de los alimentos tóxicos.
Otro de los factores que nos hace pensar si estás o no comiendo comida o veneno es la industria de las carnes. Por ponerte un ejemplo, podemos mencionar a la industria de la carne de res. Las reses, alimentadas en bodegas de cemento y encerradas en un corral de 3x3 metros, no ven nunca la luz del sol, por lo que no saben si es de día o de noche, lo que les altera el ciclo circadiano. Por si eso no fuera suficiente, a menudo se les alimenta continuamente y se les inyectan hormonas para que crezcan más rápido y así poder comercializarlas antes. ¡Y aún tienen suerte! Si nos adentramos en el mundo de las aves vemos que éstas son enjauladas con todo el alimento a su disposición. Este alimento contiene purinas altas en ácidos grasos omega 6, harinas y transgénicos. O el caso de los cerdos, a quienes se les alimenta e inyecta de forma antinatural… Lo peor es que todo aquello que se le da a estos animales se queda en su carne y luego son consumidos por el ser humano.

Este es un tema complejo de tratar y que toca grandes industrias que se van a defender, pero hay una realidad indefendible y es el aumento de enfermedades de todo tipo como las que nombramos al inicio de este artículo. Esto hace que la calidad de vida disminuya cada vez más, lo que resulta en una considerable menor expectativa de vida.
Ante esta situación… ¿Qué podemos hacer nosotros para alimentarnos correctamente? Nuestra recomendación es que busques alimentos “reales”, que te informes de las prácticas agropecuarias empleadas y verifiques que éstas son lo más sanas y naturales posible. Por último, que minimices, si es que no consigues evitarlos totalmente, el consumo de comida ultra procesada, fritos, comidas rápidas y toda esa nueva comida que nos vende la industria.
¿Qué haces tú para evitar caer en las trampas de la industria alimentaria? ¡Déjanoslo en los comentarios! Síguenos para encontrar más información de valor y vivir más saludablemente.