Todos hemos oído hablar del cambio climático y el efecto invernadero, pero muy poca gente entiende en realidad lo que eso implica. Cuando en 1988 se creó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en ingles), nadie parecía creer que lo que proponía la comunidad científica pudiese ser cierto. ¿Cómo va a aumentar tanto la temperatura? ¿Cómo se va a derretir el hielo de los polos? ¿Cómo va a aumentar tanto el nivel del mar como para hacer desaparecer países enteros? Y sobre todo… ¿Cómo vamos a resolver el problema si no podemos prescindir de aspectos tan esenciales como la energía? En un ambiente negacionista, nadie quería creer que el futuro fuera lo que indicaban los datos… ¡desolador!
Y hoy la gente vuelve a dudar de la veracidad del cambio climático. A fin de cuentas… ¿Efecto invernadero? ¿Aumento de temperatura? ¡Pero si en España se está viviendo aún las consecuencias de la nevada más grande de toda nuestra vida! Filomena ha batido todos los récords desde que se tienen registros. ¡Zonas de Madrid con 50 cm de nieve! O, como se ve en la siguiente imagen… ¡más de la mitad del país cubierto de nieve! Y la imagen más divertida, los madrileños esquiando por la Gran Vía o Serrano. Como comentan algunos… “Somos tan chulos que si nos cierran las estaciones de esquí con la pandemia nos traemos la nieve a la puerta de casa.”

Pero entonces… ¿son el cambio climático y el efecto invernadero una invención de los científicos? ¡No! No olvidéis que el verano pasado también batió récords y, esta vez sí, de la temperatura más alta jamás alcanzada al registrarse 54.4ºC a la sombra en un observatorio meteorológico de Las Vegas (Estados Unidos) como os comentamos en un post anterior. Y el efecto invernadero es, de hecho, uno de los principales responsables de la extinción de más de 40 especies de animales y plantas en tan sólo el año pasado.
¿Qué es entonces el efecto invernadero? ¿Por qué está España “congelándose” cuando se supone que debería hacer cada vez más calor? La razón es sencilla. El clima, al contrario de lo que piensa mucha gente, no es el tiempo que experimentamos todos los días. Antes bien, es un conjunto ponderado de condiciones climáticas de presión, temperatura y humedad, y que permanece mucho más estable de lo que la gente piensa. De hecho, la principal consecuencia del efecto invernadero no es tanto el aumento de la temperatura global, sino que dicho aumento produce una mayor evaporación del agua de los océanos. Como resultado, hay más agua en la atmosfera que, antes o después, acabará por caer de nuevo a la tierra.
Es por ello por lo que a medida que aumente la temperatura como resultado del efecto invernadero aumentarán también la intensidad y frecuencia de fenómenos torrenciales. Así, el cambio climático nos trae no sólo el aumento de temperatura que todos pensábamos hasta ahora, sino que, a partir de ahora, inundaciones, borrascas, nevadas y huracanes serán cada vez más frecuentes y de mayor fuerza, pudiendo por tanto causar mayores daños.
¿Podemos hacer algo para evitarlo? Concienciados con los efectos devastadores que tendría el cambio climático, 192 países llegaron a un acuerdo sin precedentes con la firma del Protocolo de Kioto en 1997: bajarían las emisiones de dióxido de carbono, principal responsable del efecto invernadero. La realidad…. El compromiso quedó en agua mojada si consideramos que ningún país ha reducido las emisiones, y más bien muchos de ellos las han aumentado desde entonces.
Ahora ya se nos agota el tiempo. Ya estamos viviendo las primeras consecuencias del cambio climático, y éstas continuarán agravándose si no tomamos medidas inmediatas. Pero no es sólo cosa de los gobiernos. Como ciudadanos podemos hacer mucho para evitar el tan temible cambio climático. ¡Piensa en ello la próxima vez que enciendas una bombilla cuando luce un sol espléndido!