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Franz Strauss. Una vida fascinante.

El Concierto en Cm de Franz Strauss “fue la obra más virtuosa escrita en la historia del corno hasta esa época, luego los conciertos de Richard Strauss opacaron el de su padre con mucha rapidez”, consideraciones con las que coinciden otros reconocidos músicos, de allí el valor pedagógico que se le ha dado al mismo.

Por ejemplo el Cornista John Ericson hace referencia a este aspecto mencionando la experiencia del ultimo alumno de Corno de Strauss Hermann Tuckermann quien dice “Con sus alumnos trabajo a través de los conciertos de Corno, las partes de opera importantes y la literatura de los conciertos.

Nunca acepto un pago por sus clases; su principal interés fue impartir su experiencia y habilidades a los cornistas”

Un cornista de las calidades de Franz Strauss, así como su obra, merecen un acercamiento por parte de un cornista en formación, ya que su obra se produjo en un momento histórico.

El corno vivía su mayor evolución y desarrollo, con la inclusión de las válvulas, que permitían desplegar las capacidades técnicas e interpretativas del ejecutor, y a su vez, la creatividad y necesidades musicales de los compositores, no se veían coartadas por las limitaciones de la trompa natural.

Para entonces Franz, era un hombre mayor, según los estándares de la época, y pocas o nulas opciones tenía de rehacer su vida familiar, sin embargo le fue presentada una joven de familia aristocrática, 16 años menor que él, pero que también había sido criada en fuertes principios y con gran disciplina.

Mathew Boyen presenta a la familia de esta mujer, Josephine Pschorr, como una familia acaudalada, de origen noble, propietaria de la cervecería Hacker-Pschorr, que hasta el día de hoy es una de las cervecerías más importantes de Münich.

Así que con este encuentro, tanto Franz como su futuro hijo Richard, lograban una estabilidad económica que les permitió desarrollar al máximo su talento como músicos, especialmente para Franz, ya que había crecido sin títulos nobiliarios, pobre y además “bastardo”.

Para la época en que Franz se desenvolvió en la Orquesta de la Corte, se estrenaron diversas obras de compositores, no solo alemanes, sino también extranjeros, entre los cuales vale destacar a Weber, Meyerbeer, Müller, Gounod y Verdi.

Sin embargo con la llegada al trono de Ludwig II, llamado “el constructor de castillos”, este proceso se detuvo, no porque este hombre no apreciara el arte, sino porque era un abocado seguidor, patrocinador y mecenas de Richard Wagner, y su apoyo estuvo centrado en este compositor, en desmedro de los demás.

Y este hecho no era repudiable y molesto la gente de Münich, existía un sentimiento generalizado de crítica y desagrado a la relación entre el rey y Wagner, al que no era ajeno Franz Strauss, quien en presencia del mismo compositor, solía criticar su música y el modernismo que ella traía.

Para él después de Beethoven ya estaba todo dicho en el terreno de la música sinfónica, y además era gran admirador de Mozart y Haydn, ellos eran su trinidad musical, según palabras del propio Richard (Kennedy. 2006, p.227), rescatando máxime y con algunas reservas a Schubbert y Brahms

A este último no tanto por su obra sino por su evidente influencia del legado Beethoveniano, pero Wagner para él no era más que un “rufián borracho”, que violaba la moralidad y los principios estéticos de lo que él entendía como la música Alemana: “You can have no conception of the idolatry that surrounds this drunken ruffian”

Es relevante, resaltar estas diferencias no solo personales, sino estilísticas entre Franz y Wagner, ya que es precisamente el rechazo al estilo, la armonía, la melodía y en general la propuesta wagneriana, lo que evidencia el estilo tradicional de Franz, que hace que sus obras, sean factibles como estudios técnicos y pedagógicos, ya que hay una preocupación por las normas musicales, el estilo clásico, más que por la innovación y trasgresión que representaba Wagner.

También es importante mencionar sus reservas con este compositor y otros de su época, porque en con sus obras y en este momento de la historia de la música en donde Franz se convierte en uno de los más afamados trompistas de Europa, de la mano, a su pesar, de las obras de Wagner, que tanto despreciaba, porque era un hombre extremadamente firme en sus posiciones, pero también todo un profesional de su arte.

Así que Wagner fue para él a la vez, objeto de sus más fuertes críticas y objeto de sus más bellas interpretaciones; y ante esto, el mismo Wagner tuvo la grandeza de ver más allá de la terrible persona que era con él, al extraordinario músico que se destacó en los estrenos de Tristan e Isolda, Meistersinger, Rheingold, Walkuere, Parsifal y Tanhäuser.

A pesar de su genialidad como ejecutante, Franz tenía muy mala fama entre los músicos e incluso entre las familias más prestantes, ya que la humildad no era una de sus cualidades, y ante cada reconocimiento su carácter y su ego iban creciendo, convirtiéndose en un personaje molesto y engreído, proveniente de una familia humilde de la clase obrera, que ahora era reconocido por su talento en los más altos círculos sociales.

Gracias a los reconocimientos que recibió de la Academia de Münich, al puesto como profesor del Königliche Musikschule en 1871, y el título honorífico por su vida y obra, entregado por el rey como Kammermusiker y en 1879.

Recibió una medalla a las artes y el conocimiento, por su aporte a la cultura, su carácter permaneció inamovible en lo que él consideraba era la defensa de los principios y la superioridad de la música Alemana, posición que se fue reforzando conforme se extendía la fama y el respeto hacia Wagner, a quien, como ya hemos dicho, consideraba una amenaza.

Como docente y pedagogo en el área de la trompa, o corno, existe la evidencia de que interpretó las óperas de Wagner con la “nueva tecnología” de las válvulas, y sus aportes aunque no los consignó por escrito en ningún tratado pedagógico o técnico.

Se encuentran en los testimonios de su propio hijo Richard, de su discípulo Hermann Tuckermann y del cornista, contemporáneo de Richard, y constante visitante de la casa de los Strauss, Oscar Franz.

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