Si quieres tener una salud de hierro debes alimentarte correctamente y practicar ejercicio con regularidad. Según la Organización Mundial de la Salud, éstas son las dos claves para gozar de una buena salud. Dicha afirmación se basa en que, de hecho, una nutrición deficiente puede reducir la inmunidad, aumentar la vulnerabilidad a muchas enfermedades y alterar el desarrollo físico y mental en los niños, entre otros muchos efectos.

En el mundo en el que vivimos, no obstante, muchas veces no dedicamos el tiempo necesario a comer saludablemente. La denominada “comida basura”, muy apetecible y sabrosa a primera vista, ¡nos puede pasar factura! Factura que porta una espada de doble filo, cortándonos con ambos. Por un lado, una ingesta excesiva de alimentos ricos en grasas y carbohidratos que conduce a sobrepeso y es una de las causas principales de enfermedades como la diabetes de tipo II o la hipertensión. Por otro lado, dejamos de lado la ingesta de otros nutrientes causándonos múltiples problemas de salud.
Desde 1975 la obesidad se ha triplicado en casi todo el mundo, resultado de una incorrecta alimentación. En este sentido, más de 2000 millones de adultos sufren de sobrepeso a nivel mundial. De igual manera, la incidencia de la diabetes ha aumentado en los últimos años, que ha aumentado más de un 25% en los últimos diez años, superando los 460 millones de personas.
Por otro lado, la carencia de vitaminas y minerales en la población es muy preocupante, especialmente en los casos de hierro y la vitamina A, lo que ha llevado a organizaciones como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) a monitorizar su incidencia en los distintos países. Los resultados de estos estudios revelan que cerca del 33% de las mujeres en edad fértil y el 42% de los niños menores de 5 años sufren de anemia debidas tanto a un consumo insuficiente de hierro en la dieta como a su mala absorción durante la digestión. Estas personas sufren de fatiga, debilidad, mareos y vértigo. Además, dicho estudio estima que el 29% de los niños menores de 5 años sufren de deficiencias de vitamina A en mayor o menor grado. Su deficiencia se asocia a problemas del sistema inmune, de la maduración de las células sanguíneas y trastornos oculares como la ceguera nocturna.
Si bien los datos anteriores demuestran que aún queda mucho por mejorar para lograr una correcta alimentación y nutrición y evitar estos problemas de salud, también se han hecho avances considerables en este ámbito. A modo de ejemplo, 110 países mostraban dietas muy deficientes en yodo en 1993, lo que causaba serios problemas hormonales al no poder sintetizar correctamente la hormona tiroidea. El esfuerzo realizado a nivel global consiguió cambiar drásticamente la situación, hasta el punto de que la incidencia de la deficiencia de yodo es crítica en tan sólo 25 países en la actualidad. La pregunta que cabe hacerse es… ¿Cómo se logró? ¡Con algo tan simple como aumentar la ingesta de yodo de la población en general poniendo a su disposición la sal yodada! Dado que todo el mundo consume sal en mayor o menor medida, esta simple práctica representó un aumento considerable en la cantidad de yodo ingerida por la población mundial disminuyendo drásticamente la incidencia de enfermedades como el bocio.
Como podéis ver, casi todos los problemas de salud se relacionan, directa o indirectamente, a un problema con la alimentación y la nutrición, corroborando la afirmación de la Organización Mundial de la Salud de que una correcta alimentación es clave para mantener una buena salud. ¡Aprende a comer saludablemente y a aprovechar al máximo los nutrientes de todo aquello que comes!