Una dieta saludable es esencial para una buena salud, pero tan importante es lo que comemos como gozar de un sistema digestivo en óptimas condiciones para poder absorber todos los nutrientes presentes en la comida.
Una dieta balanceada debe contener alimentos de los cuatro grupos esenciales. Es necesario ingerir suficientes verduras, hortalizas y frutas, cereales, leguminosas y alimentos de origen animal. Las verduras, las frutas y las hortalizas nos aportan vitaminas, minerales y fibra, los cereales nos aportan energía, y las leguminosas y los alimentos de origen animal nos proporcionan proteínas, hierro, grasas y, sobre todo, los aminoácidos esenciales que nuestro cuerpo no es capaz de sintetizar. La ausencia de alguno de estos alimentos en nuestra dieta puede conducirnos a problemas de salud debido a deficiencias en alguno de los nutrientes que éstos nos aportan. De igual manera, el consumo en exceso de alguno de ellos puede asimismo causar problemas de salud resultantes de, por ejemplo, la acumulación de grasa en nuestro organismo.
En ocasiones, aún incluso ingiriendo una dieta balanceada podemos tener problemas de salud debido a que nuestro cuerpo no es capaz de absorber correctamente los nutrientes de los alimentos. Una incorrecta asimilación de los nutrientes puede causar problemas de salud equiparables a la deficiente ingestión de los alimentos que los contienen.
Por fortuna, la tecnología ha desarrollado una serie de agentes que, como los prebióticos y los probióticos son capaces de regenerar nuestra flora intestinal cuando ésta ha sufrido un desequilibrio debido a una incorrecta alimentación en el pasado, a una enfermedad subyacente o a determinados medicamentos. El suplemento de nuestra dieta con este tipo de agentes nos permite restablecer el equilibrio de la flora intestinal y, con ello, mejorar la absorción de los nutrientes. Las personas que consumen regularmente este tipo de agentes prebióticos y probióticos se sienten, por ello, mucho más sanas.

Pero ¿qué diferencia hay entre los agentes prebióticos y los probióticos?
La Organización Mundial de la Gastroenterología define los agentes prebióticos como aquellos compuestos que, cuando se ingieren junto con los probióticos, favorecen la proliferación y la actividad de la microbiota intestinal. Los prebióticos más utilizados son hidratos de carbono que, como la inulina y los fructooligosacáridos (FOS), sirven de alimento para las bacterias intestinales tras un proceso de fermentación.
Por otro lado, los agentes probióticos son microorganismos vivos, generalmente del tipo de bacterias y levaduras, que una vez ingeridos son capaces de aportar beneficios para la salud de quien los consume, siempre y cuando dicho consumo se haga en las cantidades adecuadas. Es importante mencionar que ni todas las bacterias ni todas las levaduras son consideradas agentes probióticos, aun cuando se encuentren dentro de las especies más comúnmente empleadas como los Lactobacillus, los Bifidobacterium, algunos estreptococos como Streptococcus salivaris thermophilus o las levaduras de la especie Saccharomyces. En este sentido, la denominación de probiótico exige que se haya demostrado que su consumo produce efectos beneficiosos para la salud y especialmente en cuanto se refiere a la mejora del equilibrio digestivo de la persona, tal y como sugirieron originalmente los investigadores Lilly y Stillwell cuando usaron por primera vez el término probiótico en 1965.
¿Qué ventajas presentan estos agentes para la salud?
Como se ha mencionado anteriormente, los agentes prebióticos y probióticos contribuyen a mejorar la digestión y absorción de múltiples nutrientes. Pero estos no son sus únicos beneficios. Se ha demostrado, por ejemplo, que además contribuyen a:
- Inducir un pH inferior a 4 en el quilo, favoreciendo la solubilidad y por tanto la absorción de determinados nutrientes como los metales,
- Inhibir el crecimiento de bacterias u otros microorganismos patógenos en el interior del intestino que pudieran causar problemas de intoxicación o infecciones,
- Favorecer la eliminación de rotavirus del tracto intestinal, ayudando a minimizar la carga vírica y la aparición de infecciones,
- Potenciar el sistema inmune al aumentar la producción de linfocitos T y de anticuerpos de tipo IgA