Buenos Recursos, Mal Utilizados.
Después de haber visto la primera temporada de la serie SIEMPRE BRUJA, la nueva apuesta de Netflix con una producción colombiana, vamos a dar nuestra opinión sobre la misma, evitando al máximo los spoilers.

El Argumento
En principio el argumento de la serie es llamativo, una joven negra y esclava del Siglo XVI viaja en el tiempo hacia el presente utilizando sus poderes.
Se encuentra con varios retos en el cumplimiento se una misión que le ha sido impuesta a cambio de salvar la vida de su amado, un joven aristócrata blanco.
Hasta ahí todo va muy bien, técnicamente la serie es impecable, la producción de Caracol Televisión ha logrado sacudirse de los habituales estándares de las producciones propias.
Es un gusto disfrutar de una fotografía espléndida y de ver que al fin se superan los típicos recursos, anticuados de planos cerrados, con evidentes problemas en la edición.
Además de bandas sonoras que apelan al folclorismo y el parroquialismo sin pensar en que las producciones serán internacionalizadas y por lo mismo deben tener un lenguaje más universal.
Pero no, esto no ocurre en “Siempre Bruja”, los planos son cuidadísimos, el ritmo pocas veces decae y la música es simplemente perfecta. Recomendada si quieren escuchar más de esta banda sonora:
Canción Principal: Tiempo, Profetas; Yo Voy Ganao – Systema Solar; El Besito – Tribu Baharú; Mi Tambor – Sango Groove; Monarca – Maréh
Hace agua.
El problema de esta serie está el libreto y su la pobrísima adaptación del libro “Yo bruja” de la escritora costarricense Isidora Chacón.
Los textos son tan artificiales y poco naturales, que hasta los actores de amplia trayectoria y talento que aparecen en la serie, se sienten sobreactuados y es imposibles creerles una palabra.
Y es que por más talento actoral, se nota una dirección pobrísima, a pesar de que en lo técnico resalta.
Inverosimil de principio a fin
No hay manera de creer como una esclava de 18 años de la Cartagena colonial viaja al futuro y parece tan poco sorprendida por todo lo que ve a su alrededor.
Es que se adapta rapidísimo a todo lo que ve y muy pronto la vemos vestida y hablando con los modismos de sus compañeros del Siglo XXI. No voy a decir nada de los pésimos efectos visuales, son de terror.
Mucho mejor manejado el viaje al pasado del personaje del futuro, él lucía más sorprendido del pasado que ya conocía por los libros de historia, que ella del futuro incierto al que viajó.
Se desperdicia una oportunidad de resaltar los contrastes entre el pasado y el presente, los hilos argumentales se caen en todos los episodios y las actuaciones, en su mayoría, deficientes por decir poco.
Cabe resaltar el trabajo actoral del youtuber barranquillero Dylan Fuentes y de la vallenata Sofía Araujo.
Para el olvido Verónica Orozco y Luis Fernando Hoyos, a pesar de su trayectoria.
La protagonista sin pena ni gloria, no convence a nadie, ni ella misma estaba convencida de su papel.
Angely Gaviria recita sus líneas como en la obra de teatro del colegio, no se le ve actuar en 10 episodios. Ni una actriz del talento y el renombre de Vicky Hernández tenía cómo mejorar este casting.
Cero Originalidad
Algo que me molestó mucho de la serie fue su falta de originalidad, a lo largo de los 10 episodios de la serie, vimos historias de varias producciones internacionales vilmente plagiadas.
Sin extenderme demasiado para evitar los spoilers, les menciono solo algunos de los plagios:
Ghost whisperer, La Casa del Lago, Harry Potter y las reliquias de la muerte, Black Panter, Sabrina, Once Upon a Time, entre otras…
La serie es un desperdicio de recursos y de dinero.
Viendo otras producciones latinoamericanas para Netflix, como Club de Cuervos o el mismo Distrito Salvaje, solo por mencionar algunas, te queda la sensación de que no puede ser tan difícil hacer televisión de calidad en nuestros países.