El 6 de enero todos disfrutamos como reyes cuando nos sentamos a desayunar o merendar ese delicioso trozo de roscón. El dulce tradicional del día de reyes se ha extendido a lo largo y ancho del mundo. Si bien el nombre varía ligeramente de un país a otro, comparten una tradición y un simbolismo común. Roscón de reyes, rosca de reyes, galette des rois, bolo do rei, … todos ellos nos unen en una fecha que para muchos de nosotros es una de las más especiales del año. ¿Quieres saber más sobre esta fiesta? ¡Descúbrelo en el artículo de nuestros amigos de Ocio Express!

En 1866 el repostero madrileño Jose M. Blanca publicó su recetario. Un proyecto formidable en el que Blanca nos presenta un dulce distinto para cada día del año. La torta de reyes que culminaba las fiestas navideñas por aquel entonces era un bizcocho cubierto de huevo hilado y adornado con fresones acaramelados. El roscón, tal y como hoy lo conocemos, rápidamente se impuso sobre la torta de reyes, y desde entonces se ha convertido en un dulce fundamental en países católicos que, como España, Mexico, Francia, Canadá o Portugal, despiden con él las comilonas de la Navidad. Un dulce que pone el broche de oro a nuestra mesa y a la rica gastronomía que nos ha acompañado a lo largo de las últimas semanas. A la vez una despedida y una bienvenida. Despedida de las fiestas y la alegría de los últimos días. Y bienvenida del nuevo año, que esperamos sea mejor que el anterior.
El simbolismo alrededor del roscón de reyes
Manda la tradición que quien encuentre el haba (o la judía en Francia) sea coronado rey, aunque solo por un día, y que como rey pague el costo de la fiesta. El roscón es su corona. Una corona engalanada con los colores de las frutas escarchadas. El roscón esconde también una figura que simboliza al niño Jesús. Quien encuentre la figura se convierte en su padrino por un año. Además, es costumbre que la Galette des Rois incorpore una moneda. Esta costumbre, extendida por el más fiel admirador del roscón, el rey Luis XV, simboliza la riqueza de los reyes.

La receta
Ingredientes
650 gramos de harina de fuerza
250 mililitros de leche tibia
25 gramos de levadura fresca
120 gramos de azúcar
120 gramos de mantequilla derretida
2 huevos enteros y una yema de huevo
10 gramos de sal
2 cucharadas y media de agua de azahar
Piel rallada de un limón y de una naranja
Frutas escarchadas
Un haba o judía y figuritas horneables
Preparación
Mezcla la leche tibia con un poco de harina y disuelve la levadura, tapando la disolución y dejándola fermentar durante un cuarto de hora. Una vez que haya fermentado, añade el resto de la harina de fuerza. Mientras amasas la mezcla añade poco a poco el resto de los ingredientes para la masa (azúcar, ralladura de limón y naranja, sal, los dos huevos enteros, el agua de azahar y, por último, la mantequilla derretida. Si bien puedes añadir un poco más de harina si la masa te resulta demasiado pegajosa para trabajarla, no te recomendamos esto porque puede resultar en un roscón excesivamente pesado.
Una vez que la masa adquiera la consistencia adecuada, pásala a un bol y cúbrela con un par de trapos húmedos, dejando que fermente por unas dos horas. Durante este tiempo observaras que la masa duplica su volumen. Es el momento justo para seguir preparando nuestro roscón. Extiende la masa sobre una superficie enharinada y amasa ligeramente al tiempo que vas dando forma al roscón. Pinta el roscón con la yema de huevo batida y decóralo con las frutas escarchadas. También puedes añadir frutos como almendras fileteadas. ¡Le darán un toque especial!
Esconde el haba, la figurita y, si quieres seguir la tradición francesa una moneda en el roscón. ¡Acuérdate de que debes hacerlo desde abajo para no dar pistas de donde se encuentran! Por último, introduce la masa en el horno a 180ºC durante 15-20 minutos y ¡voilà! A disfrutar como un rey.
Esperamos que os haya gustado. ¡Déjanos un comentario si te atreviste a probar nuestra receta y cuéntanos cómo te salió!